Al fin viene en camino o ya tienes un casa un generador de oxígeno, pero, ¿y ahora qué? Tratándose de un aparato tan importante para ti, es normal que quieras asegurarte bien de cómo funciona antes de ponerlo en marcha.
Hemos preparado una guía completa de uso para que conozcas a la perfección al generador de oxígeno y termines manejándolo como si fueras un auténtico profesional sanitario.
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Funcionamiento de un concentrador de oxígeno
Seguramente tendrás una ligera idea acerca de qué es un concentrador de oxígeno. No es más que un instrumento médico que proporciona oxigenoterapia a pacientes con dificultades respiratorias, que necesitan controlar el nivel de oxígeno en la sangre.
Aunque los tanques de oxígeno realizan la misma función, los concentradores no corren el riesgo de tener fugas y causar explosiones o incendios. Es más, los concentradores de oxígeno suelen ser equipos seguros, ligeros y de fácil manejo, de forma que aseguren a sus usuarios y usuarias una gran movilidad dentro de sus hogares e incluso fuera.
Existen varios tipos de concentradores de oxígeno. Su tamaño varía según los litros de aire que comprimen. La mayoría necesitan estar conectados a una toma de corriente, aunque también hay que son portátiles, que te permiten seguir con tus actividades fuera de casa. Algunos de ellos son fáciles de transportar, ya que están diseñados como si fueran un bolso o mochila de poco peso.
¿Por qué se han vuelto tan necesarios?
Los concentradores de oxígeno se han vuelto imprescindibles ultimamente en el tratamiento de la COVID-19. Cuando hay episodios graves de la enfermedad, a muchos pacientes el virus les afecta a los pulmones, e incluso al corazón. Por eso han tomado tanta importancia estos últimos años los generadores de oxígeno.
Aparte del Coronavirus, también hay muchas enfermedades comunes como el asma, el cáncer de pulmón, neumonías… que necesitan ser tratadas con un generador de oxígeno. Son enfermedades a las que les disminuye el nivel de oxígeno en la sangre.
¿Cómo funcionan una máquina concentradora de oxígeno?
Lo primero que debes saber es que son mucho más sencillos de utilizar de lo que parecen, así que no tienes de qué preocuparte. Digamos que estas máquinas son una fuente inagotable de oxígeno, ya que no depende de recargas, si no del propio aire ambiental y que estén conectados a una toma de corriente o tengan la batería cargada.
Los concentradores de oxígeno suelen ser aparatos en forma de caja que contiene un filtro que se encarga de succionar el aire del ambiente. El filtro se ocupa de comprimir el aire mediante presión para que, posteriormente, un humidificador limpie el nitrógeno y los otros gases del aire y así quede únicamente oxígeno puro. El humidificador debes ir llenándolo con agua desmineralizada, es decir agua sin sales ni minerales para que pueda aumentar los parámetros de oxígeno del aire.
¿Y cómo llega el aire puro al paciente? Fácil; mediante un tubo fino y largo que conecta al aparato y a la persona que respirará el oxígeno concentrado mediante una máscara o una boquilla nasal. Es muy sencillo de poner y está diseñado para que puedas continuar con tus actividades rutinarias mientras lo usas.
De esta forma, cuando inhalas aire, estás inhalando aire puro compuesto únicamente por el oxígeno que te proporciona el concentrador. Además, los concentradores poseen un regulador de aire, osea que puedes adaptar la cantidad de aire que necesites en cada momento, ya que dependiendo de si estás activo, descansando, o durmiendo, necesitarás una cantidad u otra.
¿Qué hacen exactamente con el Oxígeno los concentradores?
Para que te hagas una idea; el aire que respiramos que nos permite estar vivos, está compuesto de:
- 21% de oxígeno
- 78% de nitrógeno
- 1% es una mezcla de otros gases
Aunque estos parámetros en principio son suficientes para alguien con un estado de salud óptimo, hay personas que padecen trastornos en los pulmones, en el corazón o en ambos órganos, que necesitan de una terapia de oxígeno suplementaria; es decir, necesitan oxígeno puro en la sangre para mejorar su salud o para que sus órganos continúen llevando a cabo sus funciones vitales.
¿Quién puede utilizar un concentrador?
Ahora bien, ¿qué personas pueden utilizarlo? Todas aquellas personas que su médico se lo haya recetado, con la finalidad de aliviar diferentes afecciones médicas, que en su mayoría son: dolores de cabeza, somnolencia, confusión, fatiga o aumento de irritabilidad.
Suelen ser pacientes que, tras un análisis de sangre, su médico ha podido ver que los niveles de oxígeno en la sangre son bajos, y por tanto, que necesita terapia con oxígeno a corto o largo plazo, dependiendo de si se trata de una enfermedad aguda o crónica.
Algunos ejemplos de enfermedades agudas que pueden necesitar el uso de oxigenoterapia a corto plazo son: neumonía, síndrome de dificultad respiratoria, displasia broncopulmonar, para tratar un ataque de asma, etc.
¿Cómo se utiliza?
Aunque aparentemente puede parecer molesto, fastidioso e incluso cargante utilizar un concentrador de oxígeno, ten en cuenta que se inventó en 1970 y que, desde entonces hasta ahora, ha ido evolucionando y mejorando cada vez más y más de forma que, a día de hoy, utilizar una de estas máquinas es fácil, ágil y práctico para sus usuarios y usuarias.
Hay dos tipos de concentradores de oxígeno: el que está pensado para uso casero y el que es portátil. Las personas que necesitan utilizar uno las 24 horas del día, suelen decantarse por tener ambos. Los portátiles, como su propia palabra indica, son ligeros de transportar, funcionan con poca energía, y con mantenerlos en cualquier espacio limpio y seco, es suficiente.
Dentro de casa, solamente tendrás que buscar un lugar óptimo para él que esté un poco apartado de cualquier mueble o pared. Ten en cuenta que el aparato incorpora unas ruedas que facilitan su desplazamiento y que, en la mayoría de casos, el tubo que poseen es suficientemente largo como para que puedas moverte por la habitación sin ningún tipo de problema.
Además, cada vez existen concentradores más pequeños, para que no resulten aparatosos, y muchos de ellos están diseñados para poder transportarlos sin necesidad de estar conectados a la luz. Estos últimos poseen baterías que permiten a la persona mantenerse en movimiento, con baterías que pueden llegar a durar de 3 a 8 horas, dependiendo del modelo, sin necesidad de conectarlas, son pequeños de tamaño y peso.
Además, la batería puede cargarse en casa e incluso en el coche, por lo que te permite poder utilizarla dentro de tu hogar y al aire libre. Incluso su mantenimiento es fácil, ya que basta con lavar periódicamente el envase humidificador e ir rellenándolo con agua desmineralizada.
Instrucciones de uso
Cada modelo posee unas instrucciones, pero en general es muy fácil de utilizar. Te damos unas sencillas instrucciones:
- Lo primero es colocar el aparato en un lugar con espacio a su alrededor, manteniendo una distancia de unos 30 cm de la pared.
- Todos los aparatos poseen una botella de humidificación que deberás rellenar con agua fría o agua desmineralizada hasta el nivel indicado en el recipiente.
- Conecta el concentrador a la toma de corriente, y presiona el interruptor de encendido.
- Luego presiona el botón ‘oxígeno’, para que empiece a ponerse en marcha, una vez la luz encendida esté verde, inserta el tubo de oxígeno nasal en la botella de humidificación y luego coloca el tubo de succión de oxígeno en tu nariz.
- Por último inhala como lo haces habitualmente, y deja que el concentrador de oxígeno se encargue del resto.